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Arquitectura Empresarial, ¿relevante o irrelevante en el mundo ágil de hoy?

17 agosto 2020 Arquitectura empresarial
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En este artículo abordaré una situación curiosa que detecto al leer algunas estadísticas, tales como Lean XI EA Insights report que indican que 9 de cada 10 CIO consideran a la gestión de arquitectura empresarial como un factor clave para el éxito de la Transformación Digital de sus empresas (números similares podemos encontrar en reportes de Gartner también). La situación me parece curiosa porque en el mercado latinoamericano no veo que una proporción alta de CIO considere seriamente un marco de arquitectura empresarial para apalancar sus procesos de transformación. Me surgen preguntas, ¿será que el reporte está sesgado a un grupo determinado de empresas? ¿o al mercado estadounidense? ¿será que la arquitectura empresarial suena bien en la teoría, pero en la práctica no es relevante? ¿y si fuera relevante, será que fue implementada de manera paupérrima sin generar gravitación en los procesos de transformación digital?

El año pasado tuve la oportunidad de asistir al “Gartner EA & Technology Innovation Summit 2019”, en el cual había sesiones muy interesantes sobre el estado actual de la AE y cómo había evolucionado el rol del arquitecto en las organizaciones. En lo personal, creo que la incongruencia entre lo que se dice y se hace, está dada en gran medida por las brechas entre un marco teórico y la práctica. Pero antes de continuar con este análisis, es importante tener claridad de conceptos. Para comprender qué es “Arquitectura Empresarial” debemos conocer el concepto de “Arquitectura” y de “Empresa”. Esto lo haremos en el marco de TOGAF, que es uno de los frameworks de arquitectura empresarial más difundido en los últimos 20 años.

Probablemente, la siguiente, sea la definición más aceptada de Arquitectura:

“La organización fundamental de un sistema, incorporada en sus componentes, sus relaciones entre sí y con su entorno, y los principios que gobiernan su diseño y evolución.”
IEEE Estándar 1471

En TOGAF, el concepto de Empresa se expresa como sigue:

“Cualquier colección de organizaciones que tienen un conjunto común de metas”
TOGAF

Entonces una “empresa” en TOGAF puede ser: toda una corporación, una división de una corporación, un simple departamento o una cadena geográficamente distantes de organizaciones relacionadas entre sí por un mismo dueño.

Definiciones de Arquitectura Empresarial hay varias, las que a mi criterio mejor la describen son:

“La arquitectura empresarial es el proceso de traducir la visión y la estrategia empresarial en un cambio efectivo mediante la creación, comunicación y mejora de los principios y modelos clave que describen el estado futuro de la empresa y permiten su evolución.”
The Open Group

“La arquitectura empresarial es una disciplina para liderar de manera proactiva y holística las respuestas empresariales a las fuerzas disruptivas mediante la identificación y el análisis de la ejecución del cambio hacia la visión y los resultados empresariales deseados.”
Gartner

Analizando estos conceptos, creo que queda claramente respondido por qué a nivel Directivo y Estratégico el concepto de Arquitectura Empresarial genera una alineación automática (y no sorprende que se vea reflejado en las estadísticas), pero tristemente, adherir a una idea no necesariamente se traduce en la adopción de esa idea.

Hoy en día, lo que observo es que pocas empresas consideran seriamente la adopción de un marco de arquitectura empresarial, simplemente porque en el mundo donde prima la agilidad y ser primeros, la arquitectura empresarial es vista como un animal pesado, que, en lugar de acelerar la transformación, la ralentizará. Probablemente, esta visión fue alimentada por los propios arquitectos, que desde su “torre de marfil” se encuentran alejados de la realidad de la empresa, sus problemas, expectativas y urgencias. Pero lentamente, se está generando un cambio de conciencia en las empresas sobre el rol de la arquitectura empresarial, sacándola de un ejercicio fútil de hacer arquitectura, por la arquitectura en sí misma, hacia uno orientado a obtener resultados de negocio. Para lograr esos resultados es imprescindible una visión holística de la empresa, es decir, lograr un entendimiento de la empresa como un “todo” y no simplemente un conjunto de partes interactuando entre sí. Éste es uno de los grandes aportes de la arquitectura empresarial y, a mi criterio, erróneamente se tiende pensar que la arquitectura empresarial debe generar planes sólo a largo plazo sin comprometer nada a corto.

La arquitectura empresarial no cumple la función de un oráculo que determina, sin lugar a dudas, el camino a seguir por los próximos 3, 5 ó 10 años. Los “roadmaps” no son incuestionables, y, por lo tanto, no son inamovibles. Como decía Dwight D. Eisenhower: “En la preparación para la batalla siempre he encontrado que los planes son inútiles, pero planificar es indispensable”. Lo que esta frase expresa magistralmente es la importancia del proceso continuo de entendimiento de la realidad y la adaptación constante para obtener el resultado deseado. El plan no constituye un objetivo en sí mismo, y en un marco de arquitectura empresarial, es necesario pulir los procesos que permitan definir una visión superadora, entender la realidad en la que estamos inmersos y tomar acciones oportunas para alcanzar los objetivos estratégicos acordados.

En Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carroll describe la importancia de fijar un destino antes de emprender un viaje. Alicia, que está perdida, pide ayuda al sonriente gato de Cheshire: “Gatito, ¿qué dirección debería tomar?”; “Eso depende de adónde quieras ir”, responde el gato; “No sé muy bien adónde quiero ir”, confiesa Alicia. “Entonces no importa qué dirección tomes”, concluye sabiamente el gato. Es con esta concepción, que la Arquitectura Empresarial (bien implementada) se vuelve relevante y protagonista en una empresa para optimizar su negocio, impulsando y acelerando la transformación hacia una visión compartida.

Probablemente, hoy trabajes en una empresa que clama ser ágil y te invito a reflexionar sobre lo siguiente: “Nos movemos ágilmente, pero ¿hacia dónde?”.